sábado, 17 de noviembre de 2007

Ácidos Grasos Trans

Ácidos Grasos Trans
 
La tasa de mortalidad por enfermedades crónico degenerativas ocupa el primer lugar en los países desarrollados y en vías de desarrollo. Los investigadores y los expertos en sanidad y epidemiología, coinciden en que una de las principales causas de este fenómeno, es la incorporación en la dieta, de manera creciente y generalizada de cuatro tipos de ácidos grasos artificiales, producidos por la industria alimentaria, previamente inexistentes en la naturaleza y en el organismo humano:
  • Los isómeros de ácidos grasos poliinsaturados de configuración cis-trans (para abreviar nos referiremos a ellos como AGTs).
  • Los isómeros de ácidos grasos poliinsaturados parcialmente hidrogenados.
  • Los isómeros de ácidos grasos poliinsaturados totalmente hidrogenados
  • Los isómeros de ácidos grasos oxidados (rancios).
En adelante me referiré a estos cuatro ácidos grasos producto de la industria alimentaria como ácidos grasos artificiales.
Los tres primeros ácidos grasos artificiales mencionados, han sido inventados por la industria alimentaria, los primeros tres, porque contribuyen a abaratar los costos de producción, almacenamiento y comercialización, así como a mejorar el sabor, olor, textura, vista y vida útil de los alimentos que los contienen, pero al mismo tiempo, son incapaces de mantener y menos de restaurar la salud del consumidor. Por el contrario, resultan altamente perniciosos pues funcionan como anti-ácidos grasos esenciales o dicho de otro modo, como una toxina sumamente perjudicial.
El último tipo de ácidos mencionados en el párrafo anterior, los ácidos grasos rancios, son un subproducto del procesamiento, elaboración y almacenamiento de los alimentos. Se producen al entrar en contacto los ácidos grasos con el oxigeno, y su generación se acelera con el calor.
Durante muchos años, los funcionarios de las agencias gubernamentales de sanidad, principalmente los de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), han asegurado que los ácidos grasos artificiales no causan efectos adversos sobre la salud humana. Han asegurado que los ácidos grasos artificiales no alcanzan en las mujeres embarazadas a atravesar la placenta y a dañar a los bebes en gestación.
Recientemente, la misma entidad gubernamental mencionada, misma que controla el mercado alimenticio y farmacológico norteamericano, ha dado un giro de 180 grados. La petición fue presentada a solicitud del Centro de Ciencias de Interés Público. La razón es que ha quedado contundentemente demostrado que los ácidos grasos artificiales resultan sumamente dañinos para la salud humana, por que alteran y desorganizan las membranas celulares, afectan el DNA contenido en el núcleo y las mitocondrias, alteran y desequilibran la producción de eicosanoides, y se encuentran implicados en distintos tipos de cáncer y enfermedades crónico degenerativas, y además resulta que sí atraviesan la barrera placentaria afectando el desarrollo de los bebes en gestación. Se ha encontrado que muchas veces, los bebes recién nacidos tienen esclerosadas sus arterias, porque su mamá consumió aceites y/o grasas industrializadas. En otras palabras, muchos bebes nacen con ateroesclerosis, como resultado de la dieta insalubre de su madre; y es probable que algunas enfermedades y malformaciones congénitas se deban a la incorporación de los ácidos grasos artificiales en el cuerpo del bebe en gestación.
Ante la continua acumulación contundentes evidencias aportadas por los descubrimientos y demostraciones clínicas, resultado de las investigaciones de los últimos años, se ha llegado a considerar que una importante causa de la creciente incidencia de enfermedades degenerativas, así como de la aceleración del envejecimiento y la aparición de senilidad prematura, se encuentra en el desequilibrio químico, anatómico y fisiológico que en las células provocan los ácidos grasos artificiales.
El perfil de ácidos grasos contenidos en las células se ve drásticamente alterado por el del consumo de ácidos grasos desnaturalizados por los procesos de industrialización, aunado a una insuficiencia dietaria de ácidos grasos esenciales y sus derivados de configuración cis.
La incorporación en la dieta de aceites y grasas industrializadas portadoras de ácidos grasos artificiales, alterados por el proceso de fabricación, y biológicamente inactivos, así como un incremento en el consumo de ácido araquidónico tanto de origen vegetal como de origen animal, modifica sustancialmente el perfil, el tipo y el equilibrio de ácidos grasos que se acumulan en las células.
Esta práctica, produce por una parte, acumulación de isomeros de ácidos grasos poliinsaturados de configuración trans en las células, así como distintos grados de insuficiencia o carencia, de ácidos grasos esenciales de configuración cis, dejando vía libre a la acumulación de ácido araquidónico, que sin bien es indispensable para la salud, en exceso resulta también perjudicial.
Los aceites y grasas industrializadas interfieren en las vías metabólicas de los ácidos grasos esenciales, bloqueando y desnaturalizando a las enzimas encargadas de transformarlos en sus derivados más alargados e insaturados, e incrementan la generación de radicales libres, y por lo tanto el estrés oxidativo y la producción de lipofuscina (pigmento marcador del envejecimiento).
Por otra parte, los isomeros trans afectan severamente las membranas protoplasmáticas, mitocondriales y nucleares de las células, modificando y alterando su fluidez, estabilidad, elasticidad, funcionamiento eléctrico, y permeabilidad selectiva, impidiendo su adecuada polarización, despolarización y repolarización eléctrica, originando severas perturbaciones químicas en su interior.
Los isomeros de los ácidos grasos trans, desequilibran severamente el sistema eicosanoide, produciendo isquemia, hipoxia y asfixia en las células y los tejidos afectados, generando además un estado de deshidratación, hipersensibilidad, acumulación de residuos tóxicos, deshechos metabólicos, ácido araquidónico y pigmentos del envejecimiento como la ya mencionada lupofuscina, daño al DNA mitocondrial y nuclear. Bloquean la producción de energía, y finalmente producen enlaces cruzados en las fibras de proteinitas de miocina, actina, colágeno y elastina, todo lo cual incrementa exponencialmente la predisposición a enfermedades degenerativas, acelera el proceso envejecimiento y adelanta la senilidad.
Numerosos investigadores, han propuesto la disfunción del metabolismo de los ácidos grasos esenciales y de los eicosanoides, provocada por el consumo indiscriminado de aceites y grasas industrializadas, como una de las principales causas subyacentes de la epidemia de enfermedades crónico-degenerativas que azotan actualmente a la humanidad y que deterioran gravemente el estado de salud, la calidad de vida y el desarrollo del hombre moderno.
Diversos factores ambientales de la civilización moderna, como un incremento en la carga de estrés, radicales libres, sustancias químicas artificiales y radiaciones, interactúan entre si y con la alimentación moderna compuesta de alimentos artificiales para causar el triste y lamentable estado de salud que mantiene a la población humana y a los animales domésticos, sumergidos en un estado lamentable de enfermedad. Estado caracterizado principalmente por trastornos relacionados con la hipoglucemia reactiva, sobrepeso, obesidad, diabetes, artritis, cardiopatías y ciertos tipos de cáncer; pero también de un sinnúmero de malestares que sin ser precisamente catalogados por la patología moderna como enfermedades, trastornan gravemente el bienestar y la vida de las personas.
ALIMENTOS POBRES EN ISOMEROS DE ÁCIDOS GRASOS CIS, Y EN FITONUTRIENTES
Por otra parte, además de lo ya mencionado, se ha incorporado a la dieta humana alimentos artificiales elaborados con ingredientes refinados, pobres en ácidos grasos esenciales de configuración cis, antioxidantes y otros micronutrientes necesarios para el metabolismo de los ácidos grasos esenciales.
La incorporación a las membranas celulares de ácidos grasos artificiales y a las enzimas encargadas de su metabolismo que los convertirían en eicosanoides, alteran gravemente la función de las membranas celulares y la homeóstasis de todos los tejidos y órganos del cuerpo humano, especialmente de los que presentan una mayor demanda de ácidos grasos esenciales y de sus derivados de configuración cis, como las células las glándulas endocrinas, del sistema nervioso central y periférico, del cerebro, del endotelio vascular, del corazón, de la sangre, del cristalino de los ojos y de la piel.
Se considera por tanto, que suministrar un aporte óptimo de ácidos grasos esenciales, micronutrientes, nutrientes accesorios y fitonutrientes protectores, ya sea por medio de la dieta y/o de complementos nutritivos, puede contribuir en gran medida a revertir, desacelerar y/o retardar el deterioro biológico del cuerpo y de la piel, prevenir o curar las enfermedades degenerativas erróneamente atribuidas al envejecimiento, y también a lentificar la aparición de los signos y síntomas de un proceso normal de envejecimiento, mejorar la estética, la salud, la sensación de bienestar, así como la calidad y la expectativa saludable de vida.
CONCLUSIÓN Y NOTAS ADICIONALES
Durante los últimos 30 años se ha substituido progresivamente la grasa de origen animal, por grasa de origen vegetal en los alimentos para consumo humano. Esta sustitución ha sido acompañada por un notable aumento en el consumo de aceites, margarinas y mantecas vegetales con un elevado contenido de ácidos grasos artificiales, que en la actualidad corresponde a un 50 % o más, de todas las grasas consumidas por el hombre.
El giro hacia los aceites vegetales industrializados ha traído asociado un aumento en el consumo de ácidos AGTs. Estos ácidos grasos como vimos anteriormente, se producen durante la extracción y refinación de los aceites vegetales por acción del calor, procedimiento utilizado para incrementar el rendimiento en la extracción de aceites de las semillas oleaginosas, e incrementar su vida de anaquel con la finalidad de abaratar extraordinariamente los costos de producción y de almacenamiento y de disminuir las perdidas por el enranciado de grasas y alimentos, pero todo eso a costa de eliminar las cualidades físicas, químicas y fisiológicas de las grasas naturales indispensables para la salud humana.
Durante esos mismos años se ha estudiado a conciencia el efecto de la incorporación de los ácidos grasos artificiales presentes en la dieta moderna, encontrado que una vez ingeridos, se incorporan a las células de todo el organismo, principalmente a sus membranas y también a las lipoproteínas que en la sangre transportan a los lípidos.
Una vez incrustados en las membranas celulares, se agolpan ahí volviéndolas rígidas e inertes lo que altera su permeabilidad selectiva y origina un proceso de desnutrición y de autointoxicación celular.
Los ácidos grasos artificiales aumentan el riesgo y la frecuencia de diversas enfermedades crónico degenerativas, entre ellas las enfermedades cardiacas y aceleran vertiginosamente el proceso de envejecimiento principalmente de los órganos cuyas células requieren en sus membranas una mayor cantidad de ácidos grasos esenciales como el cerebro, el corazón, el sistema nervioso, los ojos, la piel y la sangre.
Es importante subrayar que diversos investigadores concluyen que los ácidos grasos artificiales aunque se anuncien como saludables por ser de origen vegetal, aumentan el colesterol y que éste aumento es mayor al observado con en consumo de ácidos grasos saturados de origen animal.
Más que los ácidos grasos saturados de origen animal, los ácidos grasos trans, así como los parcial o totalmente hidrogenados aumentan el nivel de colesterol en la sangre, especialmente el colesterol sérico y las lipoproteínas de baja densidad (LDL) consideradas "las malas de la película", proceso que va acompañado de una disminución de las lipoproteínas de alta densidad (HDL) consideradas como "las buenas de la película". De esa manera se ha venido algo abajo en el mito de los "buenos" ácidos grasos insaturados. (R.P. MENSIK y M.B. KATAN N. ENGL. J. MED 1990; 323: 439)
Igualmente, se han realizado exhaustivas investigaciones para determinar la cantidad de ácidos grasos artificiales ingeridos por los consumidores. En algunos países se ha encontrado que un 50 % de ácidos grasos contenidos en la dieta son de configuración trans. Se ha calculado que en promedio se ingieren entre 7 y 8 gramos diarios de ácidos grasos trans. Algunos autores consideran que el consumo es hasta de 13.3 gramos al día. Se han encontrado en los fosfolípidos plasmáticos de los lactantes grandes cantidades de AGTs ya que éstos se encuentran presentes en la leche materna y atraviesan la barrera placentaria lo cual inicia en los recién nacidos problemas de ateroesclerosis y un mayor riesgo de contraer cáncer. En adultos es posible encontrar depósitos de AGTs en tejidos, como adipocitos, endotelio vascular, células cardiacas, células sanguíneas, células del sistema inmune, cristalino de los ojos, y neuronas alterando sus estructuras y su función.
Las principales fuentes de AGTs son todos los aceites y las grasas vegetales industrializadas, así como todos los alimentos que las contengan como ingredientes aunque en sus etiquetas digan que son saludables y presenten un logotipo de un corazón. Los alimentos con mayor cantidad de AGTs son las margarinas, las mantecas vegetales y los alimentos confeccionados con éstas. Pero todos los alimentos preparados con aceites vegetales comerciales, contienen variables cantidades de AGTs.
PROGRAMA NUTRICIONAL PARA RESTARURAR LOS NIVELES DE ÁCIDOS GRASOS ESENCIALES
Todos los aceites comerciales contienen cantidades significativas de ácidos grasos artificiales y al freír los alimentos con esos aceites, con la acción del calor, se incrementa el número de AGT y además se producen grandes cantidades de radicales libres que dañan al organismo.
El único aceite recomendable para freír alimentos, cocinar y aderezar ensaladas es el aceite de oliva virgen o extra virgen (de primera extracción en frío) ya que este aceite rico en ácidos grasos monoinsaturados no se daña con el calor.
Lo ideal sería poder utilizar para aderezo de ensaladas aceite de girasol extraído en frío, pero es difícil centrarlo. Solo en algunas tiendas de régimen y alimentos saludables se pueden conseguir en Estados Unidos y en Europa. Se vende en envases opacos, envasados al alto vacío o con una capa de hidrogeno para eliminar el oxígeno y evitar que se arrancien. Ese aceite sería ideal como fuente de ácidos grasos esenciales, pero no para freír alimentos por que con el calor sus ácidos grasos poliinsaturados se transformarían en AGTs.
En los países latinoamericanos incluyendo México, la estrategia para restaurar niveles de ácidos grasos poliinsaturados en nuestras membranas y compartimentos celulares con el propósito de mejorar notablemente el estado de salud y prevenir una gama de enfermedades degenerativas y lentificar o revertir el proceso de envejecimiento son:
1.- Tomar diariamente 2 cápsulas antes de cada alimento de ácidos grasos omega 3 de origen marino de 500 mg. Puede ser aceite de salmón, o de pescado de aguas frías. Este aceite es rico en EPA y DHA.
2.- Tomar 1 cápsula antes de cada alimento de Evening Prime Rose Oil. (Conocido también como aceite de onagra, de hierba del asno de rosa de noche de primavera o de prímula. Una marca muy famosa es el Efamol. Este aceite es rico en ácido linoleico y gammalinolénico. O puede ser también aceite de semilla de borraja.
3.- Tomar 2 cápsulas diarias de aceite de Rosa Mosqueta. Este aceite es rico en ácido linoleico de configuración cis.
4.- Comer diariamente entre medio y un aguacate, fuente de una variedad de ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados.
5.- Cocinar únicamente con aceite de oliva virgen o extra virgen.
6.- No olvides que los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados son muy susceptibles a la oxidación por lo que debes protegerlos tomando diariamente entre 400 y 1000 U. I. de vitamina E y otros antioxidantes como selenio.
Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña
Diplomado en: Nutrición (UIA), Nutrición y Antropometría Aplicada al Deporte (UIA), Nutrición Clínica y Bariatría (CMB), Medicina Natural (UIC), Medicina Antienvejecimiento (IMEL), Medicina Estética (IMEL), Estrategia en Recuperación Biológica (COMEREBI), Estética Medica (CMB). Instructor Certificado en Zone Perfect por Barry Sears, P h. D. Zone Perfect.
Socio fundador de la "Asociación Mexicana de Medicina Antienvejecimiento" A. C.
Fundador y presidente de la AHANAOA A. C.: "Asociación Hispano Americana de Nutriologia Alternativa, Ortomolecular y Antienvejecimiento" A. C., con sede en Seattle y en la Ciudad de México.
Teléfono: 55-11-04-26. Correo electrónico: miguelleopoldo@yahoo.com
Puedes visitar nuestro Sitio Web: www.mutriologiaortomolecular.org
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AHANAOA A. C.
Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado Saldana
Fundador y presidente.

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