jueves, 20 de octubre de 2011

La realidad de las bondades de comer aceite de coco (CNN)

Por Melina Jampolis
Sábado, 24 de septiembre de 2011

El aceite de coco es rico en grasas saturadas (Getty Images).
El aceite de coco es rico en grasas saturadas (Getty Images).

(CNN) — Una gran cantidad de entrenadores personales, nutriólogos y profesionales de la medicina alternativa recomiendan el aceite de coco a sus clientes. Su popularidad ya se extendió a las tiendas comunes y a clubes deportivos.

El aceite de coco es rico en grasas saturadas (cerca del 92%, frente al 64% de la mantequilla) pero algunas de éstas vienen de una cadena más corta de carbono: los triglicéridos de cadena media (MCT, por sus siglas en inglés).

El hígado metaboliza rápidamente los MCT —a diferencia de las grasas de cadena larga, que pasan por un ciclo más prolongado a través del cuerpo— así que es menos probable que se almacenen como grasa corporal; de ahí su fama en el campo de la nutrición, para la pérdida de peso.

Sin embargo, el exceso de éstos se almacena como grasa corporal, por lo que no necesariamente perderás peso si lo agregas a tu dieta.

El aceite de coco tiene algunas ventajas sobre otro tipo de grasas saturadas, ya que es rico en tocotrienoles (vitamina E, un antioxidante), y debido a las grandes cantidades de grasa saturada, es estable para cocinar, de acuerdo con Barry Sears, experto en lípidos (grasas), doctor en bioquímica e investigador. Ten en cuenta que los tocotrienoles se degradan durante la cocción, así que este beneficio se pierde si utilizas aceite de coco para cocinar.

Además, es bajo en ácidos grasos Omega 6 (menos del 2%), lo cual reduce la formación de ácido araquidónico, un componente que promueve la inflamación.  Desafortunadamente, las grasas saturadas pueden incrementar la inflamación, así que este beneficio de alguna manera es compensado negativamente.

La investigación sobre el aceite de coco es limitada aún. No obstante, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Lipids, las mujeres con grasa abdominal en exceso (con una cintura mayor a 89 centímetros) que tomaron aceite de coco mientras seguían una dieta baja en calorías y caminaban casi una hora al día, incrementaron el colesterol bueno, o HDL, y redujeron la grasa abdominal que con una dieta que incluía aceite de soya.

De hecho, la dieta con aceite de soya aumentó el colesterol malo y disminuyó el colesterol bueno.

Otro estudio en mujeres filipinas que se publicó este año mostró una relación entre el consumo de aceite de coco y el incremento en los niveles de colesterol bueno, y que no hay una relación importante con el colesterol malo.

Con todo, el aceite de coco tal vez no es tan poco saludable como muchos aceites derivados de animales con grasas saturadas (mantequilla, carne) pero hasta que existan más investigaciones, especialmente que busquen el impacto en el riesgo de enfermedades cardiacas, lo mejor es limitar su consumo a menos del 10% del total de calorías consumidas por día y asegurarse que sustituya a los alimentos menos saludables como carbohidratos refinados, azúcar y proteínas animales con alto contenido en grasa, en lugar de agregarla.

Para controlar la inflamación y para obtener una salud óptima, el aceite de oliva extra virgen sin lugar a dudas es la mejor opción.

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AHANAOA A. C.
Miguel Leopoldo Alvarado
Fundador y Presidente
http://www.nutriologia-ortomolecular.info

domingo, 16 de octubre de 2011

Dinamarca, país pionero en gravar los alimentos ricos en grasas

Un impuesto antiobesidad / Dinamarca, país pionero en gravar los alimentos ricos en grasas (El Mundo.es)

Las patatas de bolsa costarán unos nueve céntimos más.

Las patatas de bolsa costarán unos nueve céntimos más.

  • Dinamarca, país pionero en gravar los alimentos ricos en grasas saturadas
  • Expertos en nutrición animan a implantar una iniciativa similar en España

La idea de gravar con un impuesto especial los alimentos que contengan demasiadas grasas perjudiciales no es nueva. Se viene discutiendo desde hace algunos años y se han publicado estudios sobre el impacto que tendría en la reducción de la obesidad. La novedad está en que desde principios de mes se ha puesto en marcha por primera vez y Dinamarca ha sido el país pionero.

Es una medida polémica que reclaman algunos expertos en nutrición españoles y rechazan varios representantes de los consumidores y de la industria alimentaria. El primer ministro de Reino Unido, David Cameron, no descarta adoptar iniciativas parecidas. En Hungría se acaba de aprobar una tasa similar, pero para los alimentos y bebidas con altos niveles de sal, azúcar, hidratos de carbono y cafeína. Entre tanto, el Ministerio de Sanidad español señala que "en estos momentos no hay ningún planteamiento al respecto"

Los daneses tienen que pagar unos 33 céntimos más por un envase de mantequilla o margarina y nueve céntimos extra por una bolsa de patatas fritas. El recargo es de 2,15 euros por cada kilo de grasa saturada, aunque sólo se aplicará a aquellos productos en los que este tipo de componentes que favorecen la obesidad y las enfermedades cardiovasculares representen más del 2,3% de la composición. Curiosamente, Dinamarca no es uno de los países con un índice de obesidad más alto. Tan sólo el 10% de la población tiene este problema, mientras que en España y otras naciones ya se ha superado el 17%. Pero el Gobierno del estado nórdico se apoya en un estudio del Instituto Danés de Alimentación y Recursos Económicos que asegura que cerca del 4% de las muertes prematuras de este país se deben al consumo excesivo de grasas saturadas.

En teoría, el encarecimiento de los productos ricos en sustancias poco saludables tiene un efecto disuasorio. Las empresas de alimentación se animarán a buscar alternativas para producir alimentos sin penalización económica y los consumidores vigilarán más su bolsillo y se decantarán por comestibles más baratos y saludables. Además, existe un trabajo británico realizado en 2007 se calcula que se podrían salvar 3.200 vidas al año en Reino Unido con la combinación de impuestos a las comidas poco saludables y descuentos a las más aconsejables.

Lo cierto es que no existe consenso sobre la bondad de una iniciativa de este tipo. Muchos médicos especializados en la materia, como Javier Aranceta, presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, creen que la iniciativa podría trasladarse a España con ciertos matices. "En principio, estaría de acuerdo con la medida, siempre y cuando el dinero recaudado se destinase a abaratar productos como el arroz y el pan integral, las verduras, las frutas o las hortalizas, que generalmente son más caros que los alimentos menos recomendables". Estos incentivos para lograr una dieta más sana ya se han puesto en marcha en algunos estados de EEUU, donde se reparten vales de descuento para la compra de frutas y verduras a las personas con peores recursos económicos.

Una vuelta por el mercado o el supermercado basta para comprobar que los comestibles ricos en grasas saturadas son considerablemente más baratos que los vegetales. De ahí que diversas investigaciones hayan demostrado una relación entre un bajo nivel económico y una mayor prevalencia de obesidad. Según Aranceta, "ahora es más barato comer en una hamburguesería que tomar el menú del día".

El experto pone alguna objeción al proyecto danés: el límite del 2,3% de grasas saturadas le parece exagerado. "Seguramente ellos se han adaptado a su realidad, en la que los quesos untables o las mantequillas se consumen mucho más que aquí", declara. Por otro lado, apunta que la medida debe ir acompañada "de una buena información al consumidor, para que se gaste el dinero en otros alimentos".

La información y la educación son, precisamente, dos de las palabras clave que pronuncia José Ignacio Arranz, director general del Foro Interalimentario (asociación sin ánimo de lucro integrada por distintas empresas de alimentación con el objetivo de mejorar la formación alimentaria de los consumidores). Pero, en este caso, el representante del sector rechaza de plano el impuesto. "No hay alimentos buenos ni malos; no se pueden gestionar como la política antitabaco", afirma.

"El mayor fracaso político sería perder de vista el carácter multifactorial de la obesidad", alega el experto. Esta enfermedad está asociada al estilo de vida, que engloba, además de la alimentación, la educación, el ejercicio físico, la habilitación de espacios para que los niños jueguen... Por eso, concluye que lo que procede es "una estrategia educacional e incentivar a la industria para que lleve a cabo actividades de investigación, desarrollo e innovación dirigidas a conseguir perfiles nutricionales más saludables". Algo que, asegura, "ya se está haciendo".

Arranz es partidario de implantar, cuando se crea conveniente, restricciones a la publicidad de productos poco saludables, así como de imponer "un techo a los alimentos con grasas saturadas o trans". Esto último debe estar sustentado por "bases científicas sólidas".

Rubén Sánchez, portavoz de la organización de consumidores Facua, también ve con recelo la decisión danesa, que incide directamente en el poder adquisitivo de la población. "Entendemos que es necesario emprender acciones regulatorias para mejorar la calidad de los alimentos que hay en el mercado, pero un impuesto puede provocar que las empresas lo repercutan en el precio y no se cumpla la finalidad de mejorar la salud", asevera. Una de las alternativas que propone es "establecer límites máximos al porcentaje de grasas saturadas que puede contener un producto", así como "pedir a los fabricantes que anuncien de manera destacada en el etiquetado que se trata de un alimento poco saludable".

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AHANAOA A. C.
Miguel Leopoldo Alvarado
Fundador y Presidente
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Dinamarca implementa impuesto sobre grasas saturadas (El Universo.com)

Impuestos más altos sobre azúcar, grasas y tabaco son un paso importante para elevar la expectativa de vida en Dinamarca, según su gobierno.

Impuestos más altos sobre azúcar, grasas y tabaco son un paso importante para elevar la expectativa de vida en Dinamarca, según su gobierno.

Dinamarca implementó un "impuesto a grasas" sobre productos como mantequilla y aceite, como forma de combatir hábitos alimentarios poco saludables.

El país escandinavo introdujo el impuesto el sábado, de 16 coronas (2,9 dólares) por kilogramo de grasas saturadas en un producto.

Ole Linnet Juul, director alimentario de la Confederación e Industrias de Dinamarca, dijo que el impuesto aumentará el precio de una hamburguesa por aproximadamente 15 centavos, y el de un paquete de mantequilla en alrededor de 40 centavos.

El impuesto fue aprobado por el parlamento en marzo, como parte de medidas para ayudar a incrementar la expectativa de vida de los daneses.

Dinamarca, al igual que otros países europeos, tiene ya impuestos sobre azúcar, chocolates y bebidas gaseosas, pero Linnet Juul dice que piensa que el país es el primero en el mundo en gravar grasas.

En septiembre, Hungría implementó un nuevo impuesto conocido ahora popularmente como la ley de la hamburguesa, aunque solamente tiene impuestos sobre sodas, repostería, refrigerios salados y saborizantes artificiales.

El gobierno conservador saliente planeó el impuesto sobre grasas como parte de su objetivo de aumentar la expectativa de vida de los daneses —actualmente por debajo del promedio de la OCDE de 79 años— por tres años en la próxima década.

"Impuestos más altos sobre azúcar, grasas y tabaco son un paso importante para elevar la expectativa de vida en Dinamarca", dijo el ministro de salud Jakob Axel Nielsen cuando presentó la idea en el 2009, porque "las grasas saturadas pueden causar enfermedades cardiovasculares y cáncer".

Linnet Juul dijo que el mecanismo del impuesto es muy complejo, pues considera el porcentaje de grasas usadas en la producción del alimento, en lugar del porcentaje en el producto. Afirmó que los arreglos sobre cómo las compañías deberán lidiar con los pagos de impuestos pudiera costar a empresas danesas hasta 28 millones de dólares en el primer año.

La organización de Linnet Juul está presionando a los legisladores para simplificar el sistema, pero dice que no sabe qué sucederá cuando el nuevo gobierno de centro derecha tome posesión.

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